El Real Madrid completa una semana de pleno en Euroliga con su segundo triunfo como local, de nuevo a tirones pero con rato del baloncesto que hace enloquecer al Palacio de los Deportes. El enésimo proyecto de Pablo Laso vuelve a aspirar a todo y se cocina a fuego lento, aunque da réditos como la victoria (88-65) ante Panathinaikos, cómoda y con varios destacados, entre ellos Abalde o los creadores de highlights Yabusele y Tavares, que junto a Poirier vuelven a demostrar que forman un trío temible en la zona.
El triunfo fue sobrio y de notable alto, muy alto si consideramos a que alturas de pretemporada nos encontramos. Las pérdidas, exageradas, del conjunto blanco, impidieron llegar a un sobresaliente que hubiera sido justificado por la intensidad defensiva, la actividad en el rebote en ambos aros y la capacidad de hacer disfrutar, condición sine qua non en los proyectos de Laso.
Este año el Madrid, que siempre ha destacado por fuera, lo hace sobremanera por dentro. Y eso que Thompkins y Randolph continúan esperando el alta médica. La rotación se nutre de tres hombres, dos de los mejores pívots de Europa, Tavares y Poirier, y un Guerschon Yabusele que desde el ‘4’ ya ha hecho olvidar a Garuba y enamora día a día al Palacio. Igual da una asistencia que un triple, o un mate en carrera irreal para sus más.de 120 kilos. Y lo mejor de todo, una sonrisa dedicada a todos los madridistas.
Del nuevo ídolo al clásico, Sergio Llull, que no está como en la Supercopa, pero acudió a su cita con la bocina por partida doble, de forma espectacular en la primera mitad y extrema en cuanto a puntería en la segunda, con un triple que frenó el acercamiento de Panathinaikos, a quien sólo se le fue el partido en el primer cuarto. Ahí se vio el mejor Madrid y el mejor Alberto Abalde, el que se espera de un cuerpo que supera los dos metros y los 100 kilos de puro músculo, aderezados de un tiro notable y un manejo de balón de base. Es su momento y ya recuperado de sus problemas físicos quiere aprovecharlo. Ante Panathinaikos lo hizo, con creces.
De los griegos hay que destacar la superioridad y autosuficiencia de Macon, una suerte de base clásico americano de playground que es el gran argumento de los atenienses. Se podría decir lo mismo de Papapetrou, pero el capitán del barco de Panathinaikos se ausentó en el Palacio y colaboró a que una gran versión del Madrid volara alto para firmar una nueva victoria en Euroliga.
